10 abril 2009

EL RIO ODIEL ( V II )

Ricardo Gómez Ruiz

Tampoco sabemos con exactitud cuales pudieron ser los límites de las primeras koras pero sí que en diferentes épocas del poder islámico cambiaron frecuentemente de situación.Datos documentales indican que el iqlim de Almonaster, perteneciente a Beja, pasó a depender de
Isibyliyya en época califal y que, posteriormente, en las tierras del reino de Niebla estaban incluido los lugares de Facanías y Calañas . Los Campos de Tejada, localizados al sureste de esta comarca, fueron durante años zona de transición desde el Aljarafe, Niebla y la sierra.

Mas de cinco siglos estuvieron los pueblos islámicos asentados en este tramo del Odiel. De la misma orografía se deduce la vida de frontera de un escaso sustrato humano con economía de autoabastecimiento, dedicado a actividades silvopastorales rudimentarias .

Fueron de etnias bereberes y zenetas de Afriquiya los primeros musulmanes que se asentaron en la zona . Por similitud en modos de vida, no debieron tener apreciables fricciones con el llamado foco céltico del Sur , los primitivos pobladores que habían conservado sus modos de vida, ligadas al pastoreo, en unas tierras áridas y montuosas pobladas de bosques, tan semejantes en paisaje a las del Atlas rifeño.

Al organizarse administrativamente al-Andalus, la sierra de Huelva fue adscrita a la kora de Beja. Al Sur, en Lusitania. estaba la de Ocsonoba y al Este la de Lebla. Si admitimos como constante histórica que los accidentes geográficos han sido en todas las épocas divisorias naturales, pudiera ser que el río y la rivera Olivargas actuaran como límites desde épocas muy anteriores a los documentados en el Siglo XV lo que explicaría, en parte, la escasa relación que ha existido entre Almonaster, Calañas y Zalamea a lo largo del tiempo.

Posteriormente a los asentamientos rifeños, estas áreas centrales de Huelva conocieron una nueva inmigración. Fue cuando los sirios de Baly Bisr, derrotados junto a Ceuta en una de las luchas entre grupos islámicos rivales, fueron deportados por el gobernador Abd-al-Malik Ibn Qatan a tierras montuosas de Málaga y El Algarve. Eran tribus belicosas que se rebelaron contra el emir Abderramán. Fueron pacificadas definitivamente durante el Califato de Córdoba .

Rota la unidad del Califato, se asientan en las tierras de Huelva las taifas de los Banu Yanya de Niebla, los Bakries de Huelva y los ben Mastaba de Badajoz. Son reyezuelos bien conocidos por la Historia que se enzarzan en sangrientas luchas intestinas por ampliar los límites territoriales de sus estados. Se siguen presentando tres circunscripciones políticas pero desconocemos las demarcaciones exactas de estos reinos que hubieron de conocer cambios constantes ante los numerosos conflictos. Solo sabemos que el de Badajoz incluía a Almonaster.
Poco se sabe con certeza sobre las invasiones africanas en el área. Cuando las tribus lamtuníes, ante la angustiosa llamada de al-Mutamid , invaden la Península y fundan un imperio, hubo cierta resistencia en Badajoz, reino en el que estaban incluidas parcialmente estas tierras . También son conocidas las trágicas consecuencias que para la espléndida cultura andaluza sevillana de la época tuvo la ortodoxia de los almorávides, mas para esbozar siquiera una perspectiva de cuales fueron las relaciones de los invasores con la población asentada en esta comarca hay que basarse en hipótesis, presumiendo una sociedad anclada en usos agrarios y pastoriles, extremadamente pobre, que acepta con agrado la exención de los tributos ilegales impuestos por los taifas para el pago de parias y la vuelta a las fuentes originarias de la tradición coránica.

El rey almohade Abl al-Mamun, cuando fija la capital en Sevilla en 1161 puso gran atención en las fronteras de su reino, sobre todo en los peligrosos caminos del Norte. Y así, reforzó las defensas de la sierra . De aquella época pudieran ser todos los sistemas defensivos que, con el nombre de castillejos, servían fundamentalmente como oteaderos emisores de señales ante el creciente empuje cristiano . Dos de estos baluartes se localizan en el área de estudio, ambos con una panorámica geográfica excepcional, como concebidos en un plan de estrategia global* (Foto 8)
(*)El Mónago y el de Sierra de León. Ambos son recintos fortificados,
construidos en laja unida con arcilla.
En su interior se detectan indicios de antiguas construcciones y
cuencos de piedra teñidos de hematites, posiblemente restos de
industrias rudimentarias de tinción de paños.

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