12 abril 2010

La portada del perdón (Almonaster)


La Iglesia Parroquial de Almonaster es un edificio gótico-mudéjar construido a lo largo de los siglos XIV y XV, considerado como monumento único de la diócesis, por su original cubierta de cañón apuntado. Tiene una interesante portada de estilo manuelino, que data del primer tercio del siglo XVI. A pesar de que el templo fue incendiado y saqueado en 1936, conserva parte de su patrimonio artístico, en el que destaca la orfebrería.



A este conjunto se le adicionó la portada del Perdón, en el pri­mer tercio del siglo XVI, siendo un elemento autónomo en lo estilístico y en lo estructural. Su esquema compositivo y la decoración están estrechamente vinculados al estilo manuelino, por lo que tiene paralelismo con iglesias rura­les del Alentejo portugués. Se organiza a base de arquivoltas, entre las cuales se voltea un arco conopial, para rematarse en dos pináculos en culs de lampe, que apean sobre grandes ménsulas con motivos vegetales y de estrellas. Esta organización es muy similar a la de la portada de la iglesia matriz de San Juan Bautista de Moura y el pórtico de Viana del Alentejo, clasificados dentro del círculo artístico de los Arruda. Aunque el Maestro mayor del arzobispado debió dar las condiciones para realizar la portada, es de suponer que la rea­lización material corriera a cargo de un alarife portugués al frente de un equi­po de esa nacionalidad, como hemos documentado más tardíamente en el si­glo XVIII en la iglesia de San Pedro (San Mames) de Aroche.

A pesar de que en algunas publicaciones se cita a esta portada, hasta ahora no se habia intentado analizar el significado de su programa decorativo. Se trata de un simbolismo de vieja raigambre medieval, desarrollado en la época del Románico, por el que la Iglesia buscaba un fin esencialmente didáctico. Procura con ello destacar la conciencia del pecado, la lucha del hombre con las tentaciones del demonio y el carácter salvífico de Dios.
Entre los temas decorativos de esta portada aparece un guerrero armado, de rodillas, apoyándose sobre los tallos de una planta, que simboliza el Árbol de la Vida. El guerrero, según la Epístola de San Pablo a los Efesios, repre­senta a un soldado de Cristo, revestido de la armadura de Dios, para defen­derse de las acechanzas del demonio. En esta portada se repite el tema del hombre desnudo que lucha con el diablo, al que se representa como un dra­gón serpentiforme, o como ave de rapiña.


También podemos encontrar aquí alusiones a Salmos de David, como el que dice: «estoy tendido en medio de leones, que a los hijos de los hombres devoran». En la clave del arco hay un guerrero arrodillado, con el yelmo en la mano derecha, que lleva por el rabo a un león abatido. Debe aludir al triunfo de la fe en Cristo, cuyo símbolo —la cruz— cierra el arco. Como en el repertorio decorativo del arco que se halla a los pies de la nave de la Epís­tola, en el Pórtico de la Gloría, de Santiago de Compostela, los temas son diferentes a izquierda y derecha de la clave del arco.


El destino de los hom­bres, armados o desnudos, corren distinta suerte. En esta lucha contra el Mal hay vencedores y vencidos. El baquetón exterior de la portada se remata en un arco mixtilíneo, con decoración de tronco de palmera, que cobija un escu­do arzobispal. Pérez-Embid lo identificó como perteneciente a don Alonso Manrique de Lara, titular de la sede arzobispal de Sevilla, desde 1528 a 1538". Para colocar esta portada se labró un gran arco de descarga y la fábrica de piedra no quedó perfectamente paramentada con el aparejo primitivo de mampostería.


Teodoro Falcon

No hay comentarios:

Publicar un comentario