05 enero 2011

RECUERDOS DE NIÑEZ EN LA PEÑA IV

RECUERDOS PERSONALES
Días antes comenzaban los preparativos de esta fiesta encargando la rosca de pan a la panadería, a la que se llevaba un huevo para que Isidoro el pana­dero, hombre simpático y bellísima persona, lo incluyera en la rosca y los cociera simultáneamente. Al mismo tiempo, se hacía el acopio del vino en las famosas damajuanas y se reunía todo tipo de chacinas, queso, las típicas tortillas de patatas y un sin fin de alimentos.
.............Familias completas, cada una en su encina, y los adolescentes con sus pandillas. Pronto se entonaban canciones y acompañados por alguna guitarra o la música de un acordeón, se bailaba como se podía. Era, en definitiva, una fiesta entrañable a la que se unían vecinos de La Dehesa, de Campofrío y hasta de Nerva, en la que los jóvenes que no tenían pareja aprovechaban para buscar suerte.

Y tras el Día del Bollo a esperar las Cruces de Mayo, fiesta que cada año, en los primeros días de este mes de las flores, se celebran en honor de la Santa Cruz en toda Andalucía. En la Peña no podía faltar esta conmemoración. Modesta, sin el formulismo y abolengo de otros pueblos mayores; sin mayordoma ni mayor­domo previamente elegidos y no por falta de mujeres guapas o apuestos mucha­chos. Realmente, lo hacíamos a nuestra forma y la imaginación ponía todo lo demás. Las ganas de vivir y disfrutar, avivadas en esta época de primavera por el despertar de los instintos naturales, que durante el invierno habían estado apaga­dos, contribuían a que los jóvenes rompiéramos la monotonía y la timidez para dar un paso más al encuentro de nuestra pareja y siempre había, entre las muchachas de mayor edad, la que se encargaba de encontrar afinidad entre unos y otras para emparejarlos, al menos en esos días. Porque luego las cosas eran lo que eran.

Un pequeño recinto del casino, que daba a la carretera, era uno de los lugares en el que solíamos asentar el escenario. Engalanado con cadenetas, flores y, cómo no, con el romero que en cantidad se encontraba en los barrancos cerca­nos, se preparaba la estancia para albergar a la Santa Cruz. Ésta, hecha de madera por algún habilidoso, se colocaba en lugar preferente y se ornaba con las mejores galas: mantones bordados, macetas, preciosos ramos de flores frescas y todo aque­llo que ayudara a realzarla. El local, de pequeñas dimensiones y rodeado de ban­cos de madera, era ideal para la convivencia, en la que los pestiños, las rosas enme­ladas o el piñonate, todo casero, con algunas botellas de anís y coñac servían para cumplir con las visitas de los mayores, mientras se entonaban los cantos típicos a la Cruz, para pasar a los bailes por sevillanas y a los fandangos de algún valiente.

Pocos días después de las Cruces tenía lugar la procesión de la Virgen de Fátima. El culto a esta imagen de la Virgen no está asociado a romerías, aun­que así se le llamara, pero quiero recordar que todo comenzó con la donación a la Parroquia de Nerva por la Empresa de la Peña de una imagen. Como agradeci­miento, en algunas ocasiones, durante un fin de semana al año, por el 13 de Mayo, se traía desde Nerva la imagen de la Virgen de Fátima sobre un pequeño paso ador­nado con hermosos ramos de flores y portado a hombros por la carretera del Huerto del Loco hasta la Peña. En estos días acudían a la zona algunos puestos ambulantes que con toda clase de golosinas, helados y dulces, hacían el deleite de los niños.

La mayoría de los habitantes del lugar, acompañados por devotos de Nerva, formaban el cortejo que con cánticos a la Virgen y el rezo del santo rosario hacía el camino lleno de emoción y de anécdotas; como la de aquel año en que a mitad del trayecto alguien miró al cielo y creyó ver que dos estratos nubosos for­maban una cruz y surgió el grito de ¡milagro!. La algarabía que se formó fue de una magnitud inexplicable. La gente lloraba emocionada y alguien llegó a desma­yarse, mientras otros corrían de un lado para otro. Inmediatamente, la intervención del Párroco calmó los ánimos y en poco tiempo el viento rompió el encanto.

Miguel Vázquez Vázquez

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