01 abril 2014

Alimentarse bien cuando se hace ejercicio

Al practicar ejercicio pueden surgir dudas sobre cómo comer para aprovechar mejor sus beneficios y estar bien nutrido. Estas son las principales claves.

Hoy se sabe perfectamente que una dieta adecuada es una de las condiciones básicas para prevenir

enfermedades, tener calidad de vida y aspirar a la mayor longevidad. Ahora bien, lo mismo se puede decir del ejercicio, y esto no se tiene tan claro. A menudo se considera una parte optativa del ocio y se olvida que es un cuidado imprescindible para la salud. Tan imprescindible como la dieta. Y no solo porque aumente los requerimientos energéticos y ayude a combatir el sobrepeso, que lo hace, sino porque su práctica regular tiene efectos beneficiosos en casi todo el organismo.
De entrada, mejora el estado de ánimo. También reduce el colesterol, contrarresta la hipertensión y aumenta la elasticidad arterial, lo que contribuye a prevenir la enfermedad cardiovascular.
Además regula la glucemia, aumenta la capacidad respiratoria, estimula la circulación venosa y el peristaltismo intestinal, y mantiene la densidad ósea y la elasticidad de músculos y tendones. Los beneficios son tantos que lo inteligente es convertirlo en un hábito tan cotidiano como la buena comida o la higiene.

Una dieta equilibrada

Un deporte o ejercicio que realicemos dos o tres veces por semana no requerirá grandes cambios en la dieta. Pero sí habrá que tener en cuenta que el gasto energético varía según la actividad. No es lo mismo una hora de Pilates que de bici de montaña: lo primero requerirá 200 calorías por hora como mucho y lo segundo puede superar las 500. El peso corporal o la preparación física también influyen.

Una dieta equilibrada sirve perfectamente, pues, para la práctica regular de un deporte o ejercicio que no sea de competición. Una hora de actividad aumenta las necesidades de energía, pero poco. Hidratarse sí será esencial. Y ejercitarse unas dos horas después de comer ayudará a no tener el estómago ni muy vacío ni demasiado lleno.

 Magda Carles

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