Los antibióticos se han convertido en un arma de destrucción masiva: se recetan cuando no es necesario, acaban con las bacterias beneficiosas y pueden favorecer enfermedades peores de las que pretendían tratar. Reducir su uso al mínimo es imprescindible y urgente.
Durante la era de los antibióticos, desde 1940 hasta la actualidad, la medicina ha declarado la guerra absoluta a todas las bacterias. Ha sido una estrategia que ha salvado muchas vidas, pero estamos pagando un alto precio en forma de efectos secundarios. Las bacterias han ido acumulando información y experiencia. Cada vez están más preparadas para ganar las batallas que les declaramos con los fármacos. Actualmente los microorganismos resistentes ya son una amenaza grave para la salud: existen cepas de Clostridium o de Staphylococcuscon las que no puede ningún medicamento y que pueden causar la muerte de una persona debilitada.
Las bacterias resistentes son una amenaza grave
El fenómeno de la resistencia indica que algo no se ha hecho bien y que es necesario cambiar de política en la lucha contra las infecciones. La propia Organización Mundial de la Salud afirma en su informe de vigilancia de las resistencias microbianas en 2014 que «sin una acción urgente y coordinada, el mundo se dirige hacia una era postantibióticos en la que infecciones corrientes y lesiones menores que hemos tratado satisfactoriamente durante décadas pueden volver a resultar mortales». Pero en la medicina convencional, los tratamientos siguen basándose en «matar al malo, al culpable». Algo «malo» nos hace enfermar, entonces vamos a matarlo para curar.
Hazte la prueba antes de tomar un antibiótico
Si al pasar unos 5-7 días los síntomas empeoran, es momento de valorar el tratamiento con antibiótico. Pero antes es conveniente realizar el cultivo de la mucosidad que eliminas (de la nariz, la garganta o la expectoración que tienes con la tos). Con el cultivo y el antibiograma se puede conocer con exactitud cuál es el antibiótico más preciso y eficaz. Los resultados de estas pruebas no tardan ni dos días.
Tenemos alternativa a la receta de antibiótico prematura: descansar, reforzarse con medios naturales, seguir de cerca la evolución, esperar y, solo si es necesario –que lo será en un número pequeño de casos–, administrar el antibiótico adecuado.
DRA. IRINA MATVEIKOVA