Ricardo Gómez Ruiz
Uno de ellos fue la entrada natural a El Andévalo desde La Campiña y se iniciaba en el actual Valverde del Camino, vadeando el río unos cientos de metros aguas abajo de Sotiel. No aparecen restos de sillares, posiblemente inundados por la construcción de la llamada Presa Larga. Estuvo en uso hasta la construcción del puente de Coronada y su paso, en Invierno, acarreaba contínuas desgracias .
Junto al molino de Santa María existe constancia de un camino medieval desde Zalamea a Calañas . Documentado desde el Siglo XVIII, con barquero de vado, sirvió hasta la construcción del puente de tablas cuyos altos pilares se conservan junto al molino de La Higuera. El trazado de la comarcal A-478, con su puente, hizo inoperativos ambos pasos .
También hay indicios de un viejo vado en Almendro Amargo, cerca de los restos del batán del mismo nombre, en la confluencia de la rivera de El Villar con el río. Junto al enorme puente construido por la Alkali en 1909 hay basamentos de origen muy antiguo, fabricados en piedra y argamasa, pertenecientes al llamado camino de Citolero que unía las industrias maquileras de Calañas con los campos cerealistas de E Buitrón y Valverde del Camino.
Y, finalmente, otra vieja senda cruza la comarca. Es la que recibió el nombre de Camino Real y que, en realidad, son dos caminos: uno de ellos permitía el acceso a la sierra desde los campos de Tejada. Pasaba el río Tinto junto al Molino Viejo que se ubica cerca de la derruida estación de
Berrocal y, por las aldeas de Marigenta y Los Membrillos, atravesaba el perímetro urbano de Zalamea para dar en un lugar conocido como El Español , en el término municipal de El Campillo. Allí se unía con otro procedente de Gibraleón, en la ruta determinada por el Itinerario de Antonino. Este camino es aún perfectamente identificable a tramos, desde Valverde del Camino hasta la unión con el primero. Ya unidos en uno, éste cruza el río Odiel por el vado de La Posadera para acceder, por Los Patrases , a la ermita de Santa Eulalia. En su trayecto pasa “las apretaduras“ de La Escalada , orientándose hacia Almonaster donde enlazaba con otras rutas de la sierra.
Con referencias antiguas dudosas , es posible que este camino conectase en épocas islámicas las koras de Lebla y Awnaba con el iqlim de al-Munastir. Las huellas de un trasiego de siglos están grabadas en las rocas que atraviesa. Fue, a la par de vía de comunicación humana, camino de
transhumancia de ganados . A principios del Siglo XVI llegaban por él los productos de Las Extremaduras para serembarcados en San Juan del Puerto .
LA HISTORIA
Las tierras de Huelva fueron áreas de rapacidad y conquista en muchos períodos de su historia. Desde los pueblos del mar que, atraídos por las riquezas de Río Tinto y Tharsis, mantuvieron contactos con los primeros metalúrgicos de Europa hasta el colonizaje de sus minas por compañías extranjeras en el Siglo XIX, muchas etnias y culturas dejaron la huella de su paso en esta Provincia. Buscaban, lógicamente, las zonas mas ricas en pesca, minería y agricultura para su asentamiento y no las que ofrecían escasas posibilidades para su explotación.
En estas áreas marginales, situadas en las fronteras de El Andévalo, ningún pueblo puso su interés como lugar de asentamiento permanente en épocas históricas, debido a su escasez de recursos y escabrosa orografía. Habitada durante siglos por una escasa población al borde de la subsistencia, guardó, hasta hace pocas décadas, manifestaciones folklóricas de raíces muy antiguas y costumbres ancestrales.
Para conocer las peculiaridades de la región es necesario analizar sus condicionantes históricos. Dos extensos términos municipales, Almonaster y Zalamea , fueron bienes de la mitra hispalensedurante largos años, hasta los tiempos de Felipe II. . Se diferencian después de comprar su “exención y libertad”. Las circunstancias políticas y las fronteras naturales del río se presentan como elementos disgregadores de ambas poblaciones.
Junto al molino de Santa María existe constancia de un camino medieval desde Zalamea a Calañas . Documentado desde el Siglo XVIII, con barquero de vado, sirvió hasta la construcción del puente de tablas cuyos altos pilares se conservan junto al molino de La Higuera. El trazado de la comarcal A-478, con su puente, hizo inoperativos ambos pasos .
También hay indicios de un viejo vado en Almendro Amargo, cerca de los restos del batán del mismo nombre, en la confluencia de la rivera de El Villar con el río. Junto al enorme puente construido por la Alkali en 1909 hay basamentos de origen muy antiguo, fabricados en piedra y argamasa, pertenecientes al llamado camino de Citolero que unía las industrias maquileras de Calañas con los campos cerealistas de E Buitrón y Valverde del Camino.
Y, finalmente, otra vieja senda cruza la comarca. Es la que recibió el nombre de Camino Real y que, en realidad, son dos caminos: uno de ellos permitía el acceso a la sierra desde los campos de Tejada. Pasaba el río Tinto junto al Molino Viejo que se ubica cerca de la derruida estación de
Berrocal y, por las aldeas de Marigenta y Los Membrillos, atravesaba el perímetro urbano de Zalamea para dar en un lugar conocido como El Español , en el término municipal de El Campillo. Allí se unía con otro procedente de Gibraleón, en la ruta determinada por el Itinerario de Antonino. Este camino es aún perfectamente identificable a tramos, desde Valverde del Camino hasta la unión con el primero. Ya unidos en uno, éste cruza el río Odiel por el vado de La Posadera para acceder, por Los Patrases , a la ermita de Santa Eulalia. En su trayecto pasa “las apretaduras“ de La Escalada , orientándose hacia Almonaster donde enlazaba con otras rutas de la sierra.
Con referencias antiguas dudosas , es posible que este camino conectase en épocas islámicas las koras de Lebla y Awnaba con el iqlim de al-Munastir. Las huellas de un trasiego de siglos están grabadas en las rocas que atraviesa. Fue, a la par de vía de comunicación humana, camino de
transhumancia de ganados . A principios del Siglo XVI llegaban por él los productos de Las Extremaduras para serembarcados en San Juan del Puerto .
LA HISTORIA
Las tierras de Huelva fueron áreas de rapacidad y conquista en muchos períodos de su historia. Desde los pueblos del mar que, atraídos por las riquezas de Río Tinto y Tharsis, mantuvieron contactos con los primeros metalúrgicos de Europa hasta el colonizaje de sus minas por compañías extranjeras en el Siglo XIX, muchas etnias y culturas dejaron la huella de su paso en esta Provincia. Buscaban, lógicamente, las zonas mas ricas en pesca, minería y agricultura para su asentamiento y no las que ofrecían escasas posibilidades para su explotación.
En estas áreas marginales, situadas en las fronteras de El Andévalo, ningún pueblo puso su interés como lugar de asentamiento permanente en épocas históricas, debido a su escasez de recursos y escabrosa orografía. Habitada durante siglos por una escasa población al borde de la subsistencia, guardó, hasta hace pocas décadas, manifestaciones folklóricas de raíces muy antiguas y costumbres ancestrales.
Para conocer las peculiaridades de la región es necesario analizar sus condicionantes históricos. Dos extensos términos municipales, Almonaster y Zalamea , fueron bienes de la mitra hispalensedurante largos años, hasta los tiempos de Felipe II. . Se diferencian después de comprar su “exención y libertad”. Las circunstancias políticas y las fronteras naturales del río se presentan como elementos disgregadores de ambas poblaciones.
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