17 junio 2009

"CERRO SALOMON"


Desde tiempo inmemorial, el paisaje de las minas estuvo do­minado por un monte majestuoso. Ya no lo está. El cerro Salo­món ha dejado de existir como tal desde que las primeras má­quinas movieron su tierra en octubre de 1978.

Había intrigado a todos los que pisaron sus laderas. A la fuerza cualquier visitante tiene que hablar de ello. Tenemos por ejemplo, estas dos descripciones sacadas de libros antiguos:

"En este mismo paraje a vista de Río Tinto (maravilloso en sus aguas, porque no cría pescado ni cosa viva, siendo por otra parte muy salutíferas) hay un sitio de cuatro leguas de cir­cuito, tierra muy alta como aislada, en cuyas caídas a la mitad al tercio y cuarta parte de su altura hay muchas aberturas y minas como conejeras...", (Carranza en Rúa Figueroa).
"Los moradores de allí tienen tradición (assi lo dizen) que

Las gentes que el rey Salomón enviaba por oro y plata a aquella tierra la edificaron (Zalamea la vieja, rebautizada Nerva) y le llamaron Salomón, Salamea. En prueba de esto alegan que un castillo muy antiguo, que cerca de allí está, desde aquel tiempo hasta el presente le llaman el castillo viejo de Salomón...". (Ro­drigo Caro).

Sin embargo el Cerro Salomón había contado los secretos de su larga vida ya. Fue el centro metalúrgico de la región —Iberos, celtas, fenicios, romanos, todos se encontraron allí de­jando huellas que pudieron rescatarse en 1966 en la excavación que hizo el profesor D. Antonio Blanco con D. José María Luzón y D. Diego Ruiz, de la Universidad de Sevilla—.

A continuación se ofrece el plano del pueblo fenicio que se excavó en la sombra misma de este castillo y que podía tener por lo menos 2.500 años.













Circular informativa 1979.

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