La historia de un pueblo no se limita a lo que le acontece, formas de vida y personajes que allí vivieron o que por allí pasaron. Por muy grande que un pueblo sea o haya sido, su trayectoria histórica ha estado relacionada con su próximo entorno y éste con el conjunto de pueblos y naciones.
Zalamea la Real es un punto en el mapa, un punto que no necesariamente pudo haber estado en el mismo lugar, ni tan siquiera tuvo que haber existido siempre como tal pueblo. Pero hay algo que si debió permanecer desde milenios, las gentes de estos lugares.
Que importa como se llamara hace mil años. Solo importa que existió, que fue testigo de acontecimientos militares, sociales y culturales de cada tiempo y que todo ello influyó en el devenir de su historia.
Durante el periodo de ocupación musulmana esta población se benefició cultural y económicamente. Los árabes introdujeron nuevos sistemas de explotación de las tierras y nuevos cultivos. Favorecieron la agricultura nueva formas de riego y también estimularon el pastoreo. En la sociedad zalameña de aquella época convivirían grupos cuya cultura estaría influida por la cultura islámica con otros que conservarían su ideología cultural cristianas, sin que llegara a ver graves enfrentamientos. Aspecto que marcaría la personalidad del estas gentes, gentes pacíficas y acogedoras.
Precisamente a esas gentes van dedicadas estas jornadas, a esos antepasados que por encima de cualquier fundamentalismo, fueron capaces de hacer brotar de sus corazones la generosidad suficiente para que ideales contrarios no fueran un obstáculo insalvable en sus vidas.
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