José Luis Diéguez, la humildad y sabiduría de un cantaor
Muchas de las virtudes que, tanto en lo artístico como en lo personal, atesora este cantaor ya la quisieran muchos para sí. Y todavía no se dan cuenta, los que tiene el poder de la decisión de encumbrar a tal o cual artista, del apoyo que necesitan ese grupo de grandes aficionados que Huelva sigue dando al flamenco y que por circunstancias ajenas a sus voluntades, tienen que traspasar las fronteras de nuestra tierra en busca de esa oportunidad que, lamentablemente en Huelva, no se les ofrece.
Muchas de las virtudes que, tanto en lo artístico como en lo personal, atesora este cantaor ya la quisieran muchos para sí. Y todavía no se dan cuenta, los que tiene el poder de la decisión de encumbrar a tal o cual artista, del apoyo que necesitan ese grupo de grandes aficionados que Huelva sigue dando al flamenco y que por circunstancias ajenas a sus voluntades, tienen que traspasar las fronteras de nuestra tierra en busca de esa oportunidad que, lamentablemente en Huelva, no se les ofrece.
El caso de José Luís Diéguez es una
muestra de esos grandes aficionados que tarde o temprano llegarán a ser figuras
del flamenco, pero está claro que eso será abriendo las puertas necesarias para
ello y no cerrándolas. En estos casos y tras conseguir estar en la cumbre del
éxito, queremos apropiarnos de falsos méritos en el apoyo que pudo recibir. A
la hora del triunfo, todos querrán colgarse la medalla desde primera hora. Eso
es muy típico de algunos personajillos que se dedican a promocionar el flamenco
“light” o el flamenco para “Guiris” que es el que deja dinero fácil y rápido,
sin importarle la proyección que puedan tener, por ejemplo, cantaores de la
talla de José Luis Diéguez, el cual dejó patente el pasado viernes en la peña
flamenca, que puede estar a la altura de cualquiera de los grandes, tanto en
conocimiento, como en su forma de ser: Me quito el sombrero ante la humildad
que muestra este joven cantaor nacido en El Campillo, el cual ha sido merecedor
de entre otros premios, del Melón de Oro del Festival Lo Ferro 2013, EL
certamen de Fandangos Paco Toronjo de Alosno 2010, así como el concurso “Huelva
Joven” organizado por la Fundación Cristina Heeren en ese mismo año.
Con un cante por Granainas comenzaría su
actuación el citado cantaor, el cual dio muestras más que sobradas de las
facultades que posee para el cante flamenco. El acompañamiento a la guitarra de
Antonio Dovao, tal y como nos tiene acostumbrados, es digno de mención por
cuanto que supo adaptarse al cantaor como anillo al dedo y es que Dovao posee
esa cualidad innata en el acompañamiento al cante que le hace merecedor del
elogio de todos los artistas que pasan por el escenario de la peña flamenca.
La solea fue uno de los palos mejor
interpretados por el del Campillo, tal y como comentarían algunos
aficionados
que habitualmente se dan cita en la peña los viernes flamencos. El temple y el
juego tonal demostrado por Diéguez hizo las delicias de los presentes. A que a
pesar de su juventud, conoce y domina los estilos de Triana como si fuera oriundo
de ese barrio sevillano manantial inagotable del cante flamenco tal y como
comentara allá por los años treinta Tomás Pavón en algunas de las entrevistas
en los diarios de la época de las que hemos podido hacernos eco. Y es que Tomás
Pavón fue uno de esos flamencos del llamado grupo de “Los Raros” que dejó una
impronta muy profunda para las generaciones posteriores. El de la casa de los
Pavón, al igual que su hermana Pastora, supieron coger el testigo que dejara
Manuel Torre para perpetuar los cantes por solea y seguiriya que forman parte
del repertorio de muchos artistas actuales. La petenera, fue el cante con el
que continuaría el artista su actuación. Muy buena interpretación de un palo
que se prodiga poco en los escenarios. Es de agradecer cuando un artista
rescata del olvido algunos estilos de cante flamenco que lamentablemente se
prodigan poco entre los artistas y aficionados.
Alegrías de Cádiz con un repertorio muy
amplio que nos recordaban los cantes de Aurelio, Pericón, El Tuerto, Espeleta y
Manolo Vargas. Cuando se canta bien, lo difícil parece sencillo al oído y así
lo transmitió Diéguez en su interpretación. Buen juego armónico en la guitarra
de Dovao que parecía sentirse muy a gusto en el acompañamiento de este cante
que cerraría la primera parte de la actuación.
Tras las palabras de Ángel Romero,
presentador habitual de los viernes flamencos, retornan al escenario cantaor y
guitarrista para ofrecer al numeroso público congregado en la peña dos cantes
de los llamados de ida y vuelta: Milonga y vidalita. El abanico de cantes
ofrecido por Diéguez en su actuación además de ser de calidad fue muy extenso.
Quizá echamos en falta la interpretación de alguna que otra seguiriya o toná
que seguro no sería por desconocimiento, sino por no hacer tan dilatado el
repertorio que para esa noche tenía preparado el cantaor de El Campillo que
prolongó su actuación casi una hora y media.
Cambio de tercio para ofrecer al
respetable Tientos y Tangos donde la escuela jerezana de los Torre, Chacón y
Frijones quedó patente en los estilos interpretados por el joven cantaor que
tras poner en escena unos fandangos naturales de Manuel Mora “EL Comía” y de
Manolo “El Carbonerillo” daría paso a un abanico de fandangos de Huelva y
provincia recorriendo la geografía onubense en sus comarcas cantaoras. Así
pudimos escuchar fandangos de Santa Bárbara que en la voz de Diéguez son de los
mejores que, en mi modesta opinión, se cantan en la actualidad. Almonaster,
Cabezas Rubias, Calañas, El Cerro, Valverde, Alosno con varios estilos y los
más conocidos de Antonio Rengel, cerraron una noche de cante flamenco que fue
digna de admiración, tal y como señala el segundo verso de famoso fandango cané
de la peña flamenca de Huelva, que en esta ocasión da fe del potencial que para
el cante flamenco tiene José Luis Diéguez, un cantaor que estimamos merece todo
el apoyo que se le pueda ofrecer de cara a promocionar otra figura de primera
línea al igual que otros artistas de Huelva que ya gozan del respeto y
admiración de toda la comunidad flamenca.
Juan Fernando González Domínguez
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