30 mayo 2014

Pepino

El humilde pepino lleva más de tres mil años fascinando a la humanidad con su pulpa jugosa y sus generosos nutrientes. Esta hortaliza protege frente al cáncer, es antiinflamatoria y aporta buenas dosis de vitamina C, ácido fólico y potasio

Arrastra la mala fama de ser poco más que agua, pero el pepino contiene sustancias que lo convierten en algo más que un ingrediente refrescante.

Aporte equilibrado de nutrientes

Un pepino de unos 250 gramos aporta tan solo 30 calorías. Sin embargo, su pulpa rica en agua proporciona

buenas dosis de ácido fólico, vitamina C, B5, magnesio y potasio.

  Vitamina C. El pepino aporta dosis significativas de vitamina C (250 gramos cubren el 13% de las necesidades diarias). La vitamina C, de gran poder antioxidante, es esencial para estimular el sistema inmunitario y la producción de colágeno. También protege contra el daño que los radicales libres causan en las membranas celulares.

 Ácido fólico. El pepino también proporciona vitaminas del grupo B. 250 gramos proporcionan al organismo el 18 % del ácido fólico necesario al día y el 10% de la vitamina B5.


 Minerales. Entre los minerales destacan las proporciones de oligoelementos como el silicio, el molibdeno, el cobre y el manganeso, gracias a un aporte que cubre el 5% de las necesidades diarias con 250 gramos.

El silicio es esencial para la formación del colágeno que forma parte de la estructura de la piel y de los tejidos blandos del cuerpo. El manganeso y el cobre son cofactores necesarios para la síntesis de potentes compuestos antioxidantes. El cobre, además, participa en la defensa inmunitaria y el molibdeno ayuda a prevenir la anemia y las caries.

 Potasio. Al resultar diurético y depurativo favorece la regulación de la tensión arterial. También es importante para la generación y transmisión del impulso nervioso. Se combina con buenas dosis de magnesio, de suave efecto tranquilizante y laxante


Gran efecto protector

Investigaciones realizadas en la Universidad París Sur-París XI y en el Instituto Gustave-Roussy (Francia) han demostrado que los lignanos denominados laricirresinol, pinorresinol y secoisolaricirresinol ejercen un efecto protector frente a enfermedades cardiovasculares y ante varios tipos de cáncer, como los de mama, útero, ovario y próstata.
A las propiedades contra el cáncer también contribuyen las cucurbitacinas, unos terpenos que confieren a los pepinos su sabor amargo y que, según estudios realizados con animales, parecen bloquear las señales celulares que permiten la multiplicación de las células cancerígenas. Otro ensayo realizado en laboratorio ha probado el efecto antioxidante y antiinflamatorio del extracto de pepino, que actúa sobre enzimas inflamatorias como la ciclo-oxigenasa (COX2), y que son el objetivo de los medicamentos antiinflamatorios.

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